La travesía de Ana
Ana se operó por primera vez en La Jolla el 1 de abril de 2006. Esa mañana su amiga, Fran Vigil, la acompañó al Hospital Scripps Memorial. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Fran ha sido su fiel compañera durante esta travesía de tres años. La lleva a las consultas médicas y está junto a su cabecera cuando despierta de las operaciones. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
El Dr. Munish Batra, izquierda, y el Dr. Michael Halls empiezan a remover los tumores durante la cirugía inicial de Ana en Scripps. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
A los padres de Ana, Ismael y Margarita Rodarte, sólo les queda aguardar y tener esperanzas durante las cirugías de Ana en Scripps. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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La primera operación de Ana en Scripps duró casi cinco horas. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Después de la operación, Margarita siente alivio al ver a su hija en la sala de recuperación. Durante la niñez de Ana, sus padres trataron de ocultar sus preocupaciones. Abrigaron la esperanza de que ella crecería como cualquiera otra niña. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Dos semanas después de la primera operación, Ana se miró en el consultorio de Batra. El le aseguró que la hinchazón sólo era temporal. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Batra inserta un ancla en hueso adyacente a la nariz de Ana durante la segunda cirugía en Scripps. Tejido blando fue suturado a las anclas para darle mejor forma al tejido interior y la piel del lado izquierdo de su rostro. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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Una lámpara quirúrgica solitaria ilumina la cara vendada de Ana después de su segunda operación en Scripps. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Fran llevó a Ana al consultorio de Batra en Del Mar para sacarle las suturas, grapas y el drenaje. Batra indicó cómo empezaba a notarse más la forma del puente de su nariz y su párpado inferior. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Ana mira a su padre bailar en una fiesta de quinceañera en agosto de 2007. Ella no tuvo una quinceañera, ya que hubiera sido muy costosa. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Halls marca la mejilla de Ana con una pluma de tinta morada como preparativo para su tercera intervención quirúrgica en Scripps. Consultan Batra y Don Kikkawa, derecha, un cirujano ocular. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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Ismael escucha atentamente mientras los médicos explican las operaciones de Ana con la familia. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
La tercera cirugía fue la más complicada y necesitó la atención continua del equipo quirúrgico de Ana: Batra, Halls, Kikkawa y el cirujano dentista Andrew Chang. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Ismael y Margarita pasan un momento tranquilo con su hija después de la tercera cirugía. “Todo salió muy bien,” les dijo Batra en la sala de espera. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
En los calurosos fines de semana, Ismael, Margarita y Ana, junto con sus tíos, tías y primos, a veces van a un pequeño lago de pesca en el Condado de Riverside, donde la brisa ayuda a reducir la temperatura. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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“Doy fe . . .,” declaró Ana el primero de febrero de 2008 en la ceremonia de juramentación para nuevos ciudadanos en el Fairplex de Pomona, al culminar casi un año de espera y estudios para el examen de rigor. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
Charlie, el chihuahua de Ana, hace reír a la familia Rodarte cuando va del piso al sofá de un solo salto. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
La casa donde vive Ana ha sido su mundo. Hoy en día toma clases en una escuela de belleza y se pregunta qué le esperará en el futuro. (Allen J. Schaben / Los Angeles Times)